Más que nunca tenemos
egoístas ansias de poder,
desprecio por
el débil
el viejo
el pobre
el desvalido.
Estamos reemplazando necesidad con guerra,
salvación con esclavitud.
Hemos desperdiciado los logros,
nos hemos deteriorado deprisa.
Tenemos nuestra bomba,
es nuestro miedo
nuestra vergüenza
y nuestra condena.
Ahora
se ha apoderado de nosotros,
algo tan triste
que nos deja sin aliento,
y ni siquiera podemos
llorar.
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